Estado crítico de la crítica.

A mi regreso al país, me encuentro con una serie de eventos y artículos en la red (esfera pública), que anuncian con bombos y platillos la muerte de la crítica. En estos tiempos del fin de las utopias, del fin de la historia, del fin de los grandes dicursos, del fin de la de responsabilidad de las instituciones, del fin de los museos, ahora se anuncia el fin de la crítica. Y me pregunto, ¿cúal crítica, si aquí apenas se ha desarrollado? No la hemos ni siquiera dejado nacer y ya la estamos enterrando. Quizá esto sea producto del sindrome post donde hay que acabar con todo aquello que huela a pasado, incluyendo la memoria. Y no solo se anuncia la muerte de la crítica y del crítico, sino que también se anuncia la reencarnación de la crítica en la curaduría-crítica y el arte-crítico. Esa ligereza del lenguaje por parte de algunos artistas y promotores culturales en Bogotá, me hacen repensar el papel del espacio público propio del ejercicio crítico.

Ahora bien, sin ánimo de asistir a nuestro propio entierro, aunque como se mostró en la película "Los Modernos" puede ser bastante interesante, creo que la crítica merece larga vida, y más aun en tiempos como estos donde el estado de la crítica es verdaderamente crítico. Esta bien que los artistas asuman un arte crítico, así como el curador asuma una postura crítica en su investigación, pero eso demuestra solamente una cosa: que la crítica lejos de morir aún debe afianzarse dentro del ejercicio crítico realizado por el crítico, pues así la crítica se ejerza por el curador y por el artista, eso no anula para nada la mirada del crítico que en últimas hace la crítica.

Ricardo Arcos-Palma
Bogotá 9 de noviembre del 2005.

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