Vistazo Crítico 42: Bienal de Sâo Paulo.

EL « CÓMO VIVIR JUNTOS », PERO NO REVUELTOS.
Vistazo Crítico a la Bienal de Sâo Paulo.


Esta versión de la Bienal de Sao Pâulo creó bastante expectativa dado su cambio radical en las reglas de juego a la que nos tenía aconstumbrados. El hecho de ver como los curadores fueron escogidos mediante un concurso, garantizó un ablandamiento de la hegemónica práctica curatorial. Sin embargo, bien vale la pena echar un vistazo crítico a esta versión dado su alto grado “social”, los artistas escogidos de una u otra forma nos dan cuenta de la diferencia, no solamente a nivel conceptual sino formal. Esto parece a simple vista una virtud, pero tendríamos que preguntarnos, ¿qué sucede en el contexto en el que se presenta el evento? Los curadores decidieron tomar como lema central una de las preguntas planteadas por Roland Barthes en uno de sus primeros seminarios en el Collège de France “¿Cómo vivir juntos?”, que desde el 2004, que se pueden leer bajo el mismo título en la editorial siglo XXI bajo el cuidado de Beatriz Sarlo. Es decir que una pregunta fundamental plateada en un seminario se convirtió en el tema que agluitanaría una serie de artistas que manifiestan en fin de cuenta que el vivir juntos es todavía una utopía.

Quizá esa es la principal virtud de la bienal, mostrar que un mundo como el nuestro, donde las desigualdades a nivel sociocultural, son cada vez más grandes, la convivencia está condicionada por los límites. Límites sólidamente instaurados que nos impiden ver más allá de las diferencias. En el momento en que Roland Barthes se hace esta pregunta, el multiculturalismo está aún en boga, y es políticamente correcto. Sin embargo con el tiempo, es decir luego de poco más de tres décadas, nos hemos dado cuenta que las pretensiones altruistas del multiculturalismo tienden a crear comunitarismos e impedir que el acercamiento entre las culturas se de sin barreras. Por ejemplo el lema multiculturalista dice: hay que aceptar la diversidad y en esa aceptación, lógicamente viene la opción del "todos caben". Pero dónde y cómo caben todos? Esa “amplitud” tiende a localizar, aislar y polarizar las diferencias a tal punto de crear verdaderos guetos. Por ejemplo en New York, los latinos, los chinos, los indúes, los arábes entre otros; viven juntos, comparten la misma ciudad, pero no conviven. Cada comunidad, por algo que podríamos considerar obvias razones de índoles cultural, viven entre ellas de manera entrópica. Pero entonces ¿en qué sentido se plantea esa pregunta, en qué contexto específico se intenta dar cuenta de su pertinencia y qué trascendencia tiene hoy donde la convivencia más que nunca está amenazada?
Para ello, el recorrido que realicé en la bienal, no se detuvo en las obras de arte todas ellas de gran valor indudablemente. Claro, el arte habla del arte, o dicho de otra manera el arte por el arte sigue mordiéndose la cola. Pero ¿cómo no pensar en la seriedad de esa pregunta barthésiana llevada al contexto del arte, en un país donde el vivir juntos parece posible por paradógico que parezca, aunque marcado por una gran miseria y una gran diferencia racial y por ende social? En un país donde la miseria “convive” a unos pasos de la opulencia, donde el arte mismo es custodiado por esos personajes de negro, está pregunta replanteada desde el arte, sigue sin respuesta. O más bien, cómo el mismo Barthes lo presintió, en efecto es posible vivir juntos, pero cada uno en su sitio. ¿No es acaso eso lo que sucede en el mundo? Por no citar sino un sólo aunque ya viejo conflicto, el de la Palestina e Israel. Dentro de las obras unas cuantas que nos acercaban a esa pregunta fundamental: la de Pieter Hugo, donde “The hyena men of Nigeria” (2005), nos muestra que el animal “convive” con el humano, pero prevalenciendo la jerarquía de lo segundo sobre lo primero. El animal encadenado, nunca podrá vivir en igualdad de condiciones al ser humano.
De hecho en el instante mismo en que se desarrollaba la exposición, afuera y adentro de ese magnífico espacio, el cómo vivir juntos segía asentúndose por la diferencia. Una vez más una exposición como estás, tiene un gran valor por revelar no sólamente las coherencias, que sería lo más evidente sino las contradicciones implícitas a las prácticas artísticas y curatoriales que terminan asentúando en último término, las contradicciones sociopolíticas de nuestro tiempo.

Ricardo Arcos-Palma
Bogotá, octubre 8 del 2006.

Comentarios

Anónimo dijo…
Gracias por ese texto que nos da una idea de la bienal