Vistazo Crítico Transversal 22: Incendiado el corazón.


Incendiando el corazón
Post-performance
Por Dioscórides

Taller Experimental: La estructura del cuerpo y del vacío.
Escuela de Artes Plásticas.
Universidad Nacional de Colombia.
4 de Julio de 2008. Año de la rata.

Dioscórides fue internado de urgencia durante 3 días en una clínica
especializada en el corazón para realizarle exámenes múltiples, al
final de los cuales fue dado de alta por buena salud. Recordando la
tradición oral, regresó a la academia para mostrar la herida de la
afortunada falsa alarma, mediante un relato-performance.
La acción inicia desvistiéndose y postrándose sobre un papel colocado
en el piso. Allí traza un círculo con pólvora de cacería.
Después, relata sus observaciones en la ambulancia, la sala de
urgencias, en el cuarto, y durante los exámenes, pruebas, y escaneos
del corazón. También sus reflexiones.





Mientras despliega el kit de aseo hospitalario, y se coloca la
parafernalia clínica de oxigenación, da cuenta de la indefensión
del cuerpo frente a la mirada médica, y de la amenaza de la
enfermedad como metáfora. Además, de su fragilidad ante el espejo
por la verificación de una imagen corporal invertida, cuyos esfuerzos
de camuflaje paradójicamente lo hacen más visible ante la muerte.
Su reflejo en el espejo de la clínica, le permitió percibirse como un
autorretrato mutante al que le hace falta dar y recibir más caricias y
abrazos, amar más a la familia y los amigos, hacer más el amor,
inventar más memorias para dibujar, contar y escribir; enseñar arte
para el corazón, y hacer taichi más lentamente para espantar
enfermedades y poder disfrutar la naturaleza con los cinco sentidos
más despiertos.

Luego, en silencio, usa el dedo para trazar dentro del círculo de
pólvora otro círculo de color rojo sangre.
Al interior de los círculos escribe con tinta y pincel el carácter
chino de corazón. Debajo traza los ideogramas que se usaban en la
antigüedad para representar la víscera motora.
Esa acción delinea su actual rememoración y pálpitos de
su viaje a China hace 24 años, donde permaneció durante mil y una
noches en el corazónn del dragón.

Toma un espejo para cambiarle el ángulo a la mirada, desde el piso al cielo.
Finalmente, para conjurar males y sustos, y darle fuego a un nuevo
corazón, enciende el círculo de pólvora. La llamarada lo invisibiliza
momentáneamente. Sobre el papel queda la huella del fuego,
configurando un nido que encierra el ideograma del corazón.

El maestro se levanta, se viste, y recoge lentamente los objetos desarmando la instalación.

El trabajo de taller sobre El cuerpo y el vacío continúa.
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Este texto va acompanado de una Presentación con 25 imagenes especulares.
Fotografias: David Mahecha///////////Espejos: dioscórides.

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