Vistazo Crítico 86: Corpus Eroticus


Corpus Eroticus: Femenino-Masculino.


“¿Una forma humana, es una figura, un anagrama del cuerpo? Sí, pero de nuestro cuerpo erótico”.

Roland Barthes.


“No hay nada más “verbal” que el exceso de la carne (…) La descripción reiterada del acto carnal no solamente da cuenta de la transgresión, es ella misma una trasgresión del lenguaje”.

Pierre Klossowski.


“Lo más bello que hay en los hombre viriles es algo femenino; Lo más bello que hay en las mujeres femeninas es algo masculino...”

Susan Sontag.


Lo femenino y lo masculino determinan nuestra condición humana mediada por el cuerpo. Las relaciones que se desprenden de tal diálogo, los cruces que se generan del desdibujamiento de la frontera que les separa, hacen del cuerpo un lugar idóneo donde se encarnan los deseos, las pulsiones, las tensiones y contradicciones que caracterizan nuestra sociedad. Lo masculino y lo femenino se puede ver configurado en espacios cotidianos de la esfera pública como los baños, peluquerías, saunas, billares, etc. Lugares que acogen al cuerpo, lo ocultan, lo visten, lo desvisten, lo maquillan, etc. Esa condición mixta, hace referencia a la tolerancia y a la cohabitación en la diferencia de los cuerpos. Hace algunos años, la educación en nuestro país, estaba determinada por esta diferencia de géneros: colegios de niñas y niños se separaban por los muros mentales de la educación conservadora con matices religiosos. La educación laica generó una amplitud de espacios mentales insistiendo en la igualdad de los sexos y en la educación mixta y algunas comunidades religiosas, como los Jesuitas dieron un paso adelante al respecto. La tan sonada liberación sexual de los años sesenta trajo consigo una presencia del feminismo y de géneros sexuales que se reclaman de la diferencia en la homosexualidad, el lesbianismo y el transexualismo, géneros estos que se encontraban en una marginalidad total.


El cuerpo erótico tiene mucho que ver, no propiamente con una idea unificada de la anatomía, sino con una idea fragmentada de él mismo y sus prácticas cotidianas. Es el detalle, el fragmento y la mirada que reposa sobre él, lo que garantiza el surgimiento del erotismo en el cuerpo. “ El erotismo –nos dice Roland Barthes-, propiamente hablando, tal como podemos entenderlo de autores como Sade, y del psicoanálisis hoy, no comienza -y no termina- que en el cuerpo parcial, despedazado, fragmentado, en el cual algunas partes son significantes: el cuerpo erótico no está de alguna manera totalmente reunido. En publicidad, esto no está entonces al nivel de las pin-up girls y los play-boys, donde se pueda encontrar alguna huella de erotismo, sino en el muy discreto fetichista que aísla en ocasiones tal detalle del cuerpo humano, una boca, una mano, un pie, una pierna, una cabellera”.



En efecto, tal como lo afirma Barthes, el cuerpo erótico alude más a la mirada que al cuerpo en sí. Aquí radica una gran paradoja de lo erótico: este se manifiesta no propiamente por el grado de visibilidad sino por el ocultamiento e invisibilidad. Lo contrario sería “la exacerbación del detalle” (Baudrillard), más visible que lo visible, es decir pura pornografía. “La historia del ojo” (1928) de George Bataille ya nos había dado claves sobre la relación entre la mirada y el cuerpo en el erotismo.

Les JandJ (Julianne Rose et Jeff Manzetti).

De otra parte, la literatura universal ha dado grandes ejemplos como el famoso tratado “Ars Amandi y Reprobatis amori” de Ovidio que tanto influenció la Edad Media y el Renacimiento, donde encontramos relatos como el del inglés Geoffrey Chaucer: los “Cuentos de Canterbury” (1484) muy cercano en estilo a los relatos del italiano Giovanni Boccaccio: el “Decameron” (1351) que dejan ver historias llenas de erotismo. La literatura moderna también nos ha dado ejemplos inigualables como los de Giacomo Casanova, quien en un relato autobiográfico escrito en los albores de la Revolución Francesa, narra sus aventuras llenas del espíritu de la época, donde las nociones de libertario y libertinaje se confunden íntimamente para romper las fronteras metales de la moral. Por esta misma época “La filosofía en el tocador” (1795) y “Justine o los infortunios de la virtud” (1791) del Marqués de Sade, crean una apertura de pensamiento y una visión crítica de las prácticas sexuales solapadas bajo la mirada de la nobleza y el clero. Los relatos como los de Henri Miller y Anaïs Nin, ya entrado el siglo XX o los textos de George Bataille como "Madame Eduarda" (1941) publicada clandestinamente en plena guerra, "Roberta esta noche" (1953) de Pierre Klossowski donde se cuestiona el matrimonio como valor fundamental de la sociedad y D.H. Lawrence, entre otros, nos dan la posibilidad de prever una segunda mitad del siglo XX llena de obras que aluden a esta vecindad entre el arte y el erotismo, donde el cuerpo deviene el lugar por excelencia del placer y ese “oscuro objeto del deseo”.


Ahora bien, el arte nunca ha estado ajeno a la relación femenino-masculino, dentro la relación cuerpo y erotismo. Desde la época precolombina, antes que los misioneros católicos llegaran a estas tierras con su condena al cuerpo y a la sensualidad como paradigma religioso, culturas como la Tumaco, situada en las costas del Océano Pacífico del nuevo Reino de Granada, realizaban esculturas en cerámica que daban cuenta de su amplitud mental frente a la representación del cuerpo y sus prácticas eróticas. El famoso “Ars amandi” representado magistralmente por grabadores japoneses y las estampas del Cercano Oriente así como las figuras sagradas del arte hindú, son muestras palpables que el arte siempre ha estado cercano al erotismo. El arte europeo, en particular el moderno, ha dado grandes muestras de la vecindad con el erotismo: desde la “Maja desnuda” de Goya (1790-1800), hasta las pinturas de Salvador Dalí, las muñecas de Hans Bellmer y los travestismos de Marcel Duchamp –gracias a la complicidad de Man Ray-, en la primera mitad del siglo XX así como las películas de Andy Warhol como “Kiss” (1963), pasando por la pintura titulada “El origen del Mundo” (1866) de Gustave Courbet, los cuadros de Balthasar Klossowski (Balthus) y los grabados de Pablo Picasso donde abundan este tipo de relaciones.


Corpus Eroticus, toma como antecedente la exposición “Masculin/Feminin” realizada durante la última década del siglo XX en el George Pompidou en París; exposición donde se revisaba históricamente la relación entre arte y erotismo en el arte moderno. Varios museos importantes - como el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid que desarrolló hace poco una exposición sobre este tema titulada “Las lágrimas de Eros”-, han dedicado a pensar este tema, donde se puede reflexionar sobre el papel del erotismo dentro de la cultura contemporánea. En nuestro país – inmerso aún en profundas raíces religiosas y conservadoras que han condenado el cuerpo y sus placeres -, lo sexual es considerado tabú. Pero el arte ha logrado cuestionar, criticar y abrir nuevas perspectivas frente a este tema.

Germán Arrubla.

Con esta exposición el público en general, podrá apreciar en el Museo de Arte de la Universidad Nacional de Colombia -pese al boicot de la Dirección Nacional de Divulgación Cultural de la misma institución universitaria-, una muestra que se fundamenta en las categorías estéticas de lo kitsch y lo camp. La una como la otra, cuestionan los fundamentos del buen gusto, de lo que es considerado como “buen arte”, del arte culto, etc. En esta época –de la inmaterialidad del arte-, donde se tiende a crear con facilidad juicios de valor sobre lo que es o no considerado arte, es importante insistir que la frontera que separa estos antagonismos es infraleve, transparente y prácticamente inexistente. “Arte de mal gusto”, puede insistir una cierta crítica-miope al ver las obras de estos artistas, que son conscientes de esto, pues el buen gusto está aquí proscrito. En este sentido esta exposición insiste –como lo hacen lo kitsch y lo camp-, en no ser serios y en esta premisa: en asuntos de erotismo los gustos cuentan, pero no tanto.


Luis Caballero, detalle políptico. Colección Museo de Arte U.N.

Corpus Eroticus, rinde un triple homenaje: a los artistas Jim Amaral y Ángel Loockhartt y al coleccionista Fernando Guinard, director del Museo de Arte Erótico Américano. En los dos primeros casos se trata de artistas de gran trayectoria que tuvieron un auge y reconocimiento en la década de los setenta y ochenta, cuyas obra se encuentra en prestigiosas colecciones y museos nacionales e internacionales. En el tercer caso se trata de una colección compuesta principalmente por artistas de los años setenta, ochenta y noventa principalmente, conformando así un museo, inexistente físicamente cuya única sede es la Internet y que gracias a un dispositivo nomádico, utiliza las instituciones museales para desplegar su colección parasitándolas. Suerte de “museo imaginario” (André Malraux) que nos permite pensar el papel que juega el coleccionismo en nuestro país, pues como afirma este antiguo marchant "Qué puede uno hacer con obras de arte que nunca vendí: pues creé mi propio "museo". El arte erótico a muy pocos les ha interesado. Esta colección acentúa una estética bastante compleja que fusionaría de una u otra manera lo kitsch y lo camp, acentuando el desdibujamiento de las fronteras entre los géneros y cuestionando la idea aún imperante del buen gusto y el buen arte.

Mariana Varela

Estas personalidades están inscritas dentro de un periodo importante de nuestra historia del arte, donde el arte trataba, en un contexto altamente politizado, de generar una mirada libertaria y libertina, frente a una sociedad inmersa –aún hoy, aunque en menor grado que ayer-, en preceptos conservadores y religiosos. Junto a estos tres personajes están varios artistas invitados como el francés Jean Da Silva, la rusa Natasha Gudermane, la australiana Julianne Rose y el francés Jeff Mezzetti (J&J) quienes participan con fotografía y vídeo; y los colombianos Germán Arrubla y José Orlando Salgado. La exposición estará complementada con obras -poco vistas por el público-, de la colección del Museo de Arte de artistas como Luis Caballero, Miguel Ángel Rojas y Mariana Varela quienes en la década de los setenta abrieron un terreno importante en el terreno del arte y erotismo. Todos estos artistas y otros que complementan la muestra, reflexionan plásticamente sobre el cuerpo como potencia erótica y como lugar de reflexión frente al disbujamiento de las fronteras de los géneros.

La imagen cinematográfica, tampoco ha estado al margen de tales relaciones donde lo femenino y lo masculino se funden, se confunden, se amalgaman, se mezclan: Pier Paolo Pasolini, Tinto Brass, Nagisa Oshima, François Truffaut, Luis Buñuel, Brian Gilbert, Anne Wheeler, Luis Puenzo, entre otros. La exposición irá acompañada de un ciclo de cine erótico, con énfasis en la década de los setenta, donde se proyectaran películas todos los días, de los principales realizadores de este género.

Ricardo Arcos-Palma. Curador.

Inauguración jueves 22 de abril 6:00 p.m. Museo de Arte Universidad Nacional de Colombia. Entrada Libre. Mayores informes: tel 3165000 ext 11992.

Artistas homenajeados e invitados:

Jim Amaral (Nacido en un lugar cualquiera de los Estados Unidos en 1933). La obra de Amaral que hemos seleccionado, corresponde a un periodo donde el dibujo y la escultura dejan ver una materialización del erotismo a través ciertas zonas del cuerpo erógenas, donde lo corporal se ve emparentado a lo fragmentario insistiendo en una cierta mirada fetichista. Estos fragmentos de cuerpos dejan entrever una nueva anatomía, donde las únicas funciones orgánicas estarían centradas, ya no en la reproducción de la especie, sino más bien en la reproducción del placer. Estas imágenes se alternan con las de ángeles sin rostro y sin sexo, que recuerdan la aventura de los que han pretendido ser ángeles sin lograrlo y de los ángeles que luego de enamorarse pierden sus alas.

Ángel Loockhartt (Barranquilla, 1933). La obra de Loockhartt eminentemente pictórica, está poblada de ángeles y demonios, que se funden en una fiesta pagana, casi orgiástica propia del carnaval. Una fiesta donde las identidades se ocultan tras las máscaras de la promiscuidad, donde los sexos se amalgaman generando una danza erótica donde la vida es exaltada. Estas imágenes nos recuerdan una relación algo perdida entre misticismo y erotismo. Los ángeles nos recuerdan lo efímero de nuestra existencia, que intenta prolongarse en una fiesta sin fin donde lo corporal tiende a lo etéreo a lo inmaterial.

Museo de Arte Erótico Américano (Bogotá, 2000). Este museo singular y sin-lugar, está sustentado en una colección de arte bastante importante de obras de artistas como Umberto Giangrandi, Carlos Granada, Augusto Rendón, Dioscórides Pérez, Ángel Beccassino, Gilberto Cerón, entre otros. Esta colección está basada en dibujo, grabado, pintura, escultura, fotografía y recientemente en vídeo. La colección creada por Fernando Guinard, autor del libro “El espíritu erótico” (1990) es sin duda una muestra de los límites entre lo femenino y lo masculino.

Germán Arrubla (Caldas, 1960). La obra de Arrubla es una verdadera “colección de historias”. En este caso la historia que el artista comparte con el público, corresponde a la Dany, “La diva del parque Bolívar” en Medellín. Dany, personaje público en Medellín –quien hace poco fue la portadora de la antorcha de los Juegos Sudamericanos- y quien encarna la fusión de los géneros, donde lo femenino se exalta, sin borrar del todo lo masculino, es el personaje central de la intervención que a través de ella(él), hace Arrubla en el Museo de Arte. Dany logra “actuar” en el espacio público, subvirtiendo los roles cotidianos y mezclando libertariamente las fronteras entre el espectáculo, la obra de arte, el teatro y el performance. En este sentido esta obra borra la frontera entre el arte y la vida de una manera radical donde el cuerpo se convierte en un vector de cuestionamiento de la sociedad en la que vivimos.

José Orlando Salgado (Bogotá, 1962). Este artista incursiona en la fotografía para desarrollar su propuesta. Su obra en este caso, alude a esos reflejos primarios que perduran en el inconsciente colectivo como la etapa oral incorporativa acentuada por el destete, crisis más o menos superada que encuentra su mayor expresión en el consumismo acentuado por la publicidad. Esta obra es una exaltación del erotismo y al mismo tiempo una crítica a la utilización y manipulación indiscriminada de pulsiones primarias por parte del mercado que hacen del cuerpo una “moneda viviente” como diría Klossowski.

J&J, LesJandJ (París, 2009). Es un colectivo de artistas creado en 2009 por la australiana Julianne Rose y el franco-italiano Jeff Manzetti. Con este vídeo esta pareja de artistas, logra entablar un diálogo con una parte erógena por excelencia: la boca. Este vídeo insiste sobre que algo que puede devenir cliché cuando se habla de erotismo: los labios pintados. Pero ahí radica la fuerza de ese vídeo: insistir en algo que parece evidente, la boca como generadora de placer, el color rojo, como lugar donde se profiere la indecible como orificio que une el exterior el interior de nuestro cuerpo.

Jean Da Silva (París, 1950). La fotografía insiste sobre la corporeidad y la piel. La epidermis se convierte en el territorio del placer, donde la mirada se posa de manera resbaladiza sobre una piel depilada. Estas fotografías análogas nos recuerdan el mundo de la perfección digital: sin embargo los cuerpos aquí, casi inmaculados, dejan entrever una relación íntima con objetos que aluden a la práctica artística y a las prácticas eróticas. El cuerpo se convierte entonces en fotogénesis pura, en puro luminoso objeto del deseo, pues si hay algo que es evidente en estas imágenes, es la luz como generadora de corporeidad.

Natasha Gudermane (Letonia, 1970) Las fotografías de esta artista insisten sobre la relación hombre-mujer. Los cuerpos siempre están envueltos de una atmosfera de nostalgia, como si las relaciones hombre-mujer, mujer-mujer, quedarán suspendidas en una inevitable distancia. El sexo femenino se convierte en un verdadero jardín como metáfora de la fertilidad. Sin embargo, estas imágenes están provistas al mismo tiempo de mucho humor e ironía, frente a la idea de la desfloración, como pérdida de la candidez y la pureza.

Mariana Varela (Ibagué, 1947). Un dibujo al carboncillo, realizado en los años setenta a partir de la fotografía, logra mostrar que no hay nada más erótico que la exacerbación del detalle. Esta obra logra sugerir una atmosfera de lo íntimo realzada por el fragmento del cuerpo sugerido. Una cremallera a medio cerrar sugiere una invitación a la mirada, que generalmente no va más allá de donde puede ir. La indeterminación de lo masculino y lo femenino se manifiesta claramente en esta imagen.

Luis Caballero (Bogotá, 1943-1995). Este políptico de gran formato está provisto de misticismo y erotismo, algo recurrente en la obra del artista. Los cuerpos nos recuerdan la serie de los esclavos de Miguel Ángel y al mismo tiempo la obra de Bacon. Lo femenino y lo masculino tienden a desaparecer y a parecerse en un “comunión” de los cuerpos, que parecen sufrir la separación radical de los sexos. Esta obra es el preludio de una serie que el artista trabajará posteriormente bajo el tema violencia y erotismo.

Miguel Ángel Rojas (Girardot, 1946). Encuentros fortuitos de amantes homosexuales es un tema constante en la obra de este artista por estos años. Este grabado apoyado en la fotografía titulado “boca”, logra mostrarnos una relación erótica clandestina propia de los lugares públicos como los cines triple X, que sirvieron de escenario para que el artista “espiara” los encuentros casuales de amantes de paso. Esta imagen es producto de una mirada furtiva que insiste sobre los márgenes de lo erótico.

Artistas expositores: Ángel Loockhartt / Jim Amaral / Miguel Ángel Rojas / Luis Caballero / Mariana Varela / José Orlando Salgado / Germán Arrubla / la Dany /Jean Da Silva / Julianne Rose / Jeff Manzetti / Natasha Gudermane / Colección Museo de Arte Erótico Américano: Kuki Benski / Johan Augusto Bocanegra / Claudia Calvo / Isabella Fendi / Colectivo MNEME (Andrea Ortiz, Mario Orbes y Angélica Ballesteros) / Camilo Andrés Montenegro / Umberto Giangrandi / NO-Para-innita / Natalia Andrea Olarte / Andrea Ortiz / Juan Miguel Páez / Leonardo Pilonieta / José Pablo Porras / Jean Pierre Prado / Liliana Vega /Alfredo Araújo Santoyo / Ángel Beccassino / Harold Becerra / Mario Andrés Bermeo / Flor María Bouhot / Dioscórides Pérez / Emilia Castañeda / Gilberto Cerón / Oscar Cerón / Henry Celis / Hugo Dubón / Rafael Dussán / Isabella Fendi / Rodrigo Fernández / Leonel Góngora / Leonilda González / Carlos Granada / Filomeno Hernández / Fernando Maldonado / Jorge Mariño / Tatiana Mártin / Diego Naranjo / Rafael Penagos / Augusto Rendón / Jaime Rendón / Emilce Rivera / Juan Antonio Roda / Eliseo Rúa / Gabriel Sacasas / Alberto Sojo / Alejandro Spynoza / Marco Tobón Mejía / Oscar Salamanca.

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