Vistazo Crítico 131: ARCOLOMBIA o el oculto encanto del mercado del arte.


ARCOLOMBIA O EL OCULTO ENCANTO DEL MERCADO DEL ARTE.


La prensa española y la prensa colombiana, que es la misma cosa después de que el GrupoPrisa (comprara derechos en la prensa nacional particularmente el diario El Tiempo), han elogiado la Operación Colombia en ARCO. Carlos Jiménez con la lucidez que le caracteriza anunciaba como la hija menor (Colombia vía ArtBo) llegaba al rescate de desahuciada Feria de Arte ARCO: Ministerio de Cultura, Ministerio de Relaciones Internacionales y Embajada de Colombia en España despliegan una estrategia muy fuerte para la conquista cultural colombiana en La Madre Patria. Jorge Peñuela insiste desde de la Academia y hasta el cansancio como el arte hoy ha sido legitimado y ha sido coaptado por el mercado. De otra parte un galerista tan importante para el desarrollo del arte contemporáneo en Colombia como Jairo Valenzuela y participante en ARCO, señala la complicidad de ciertos gestores culturales como María Willis (del Banco de la República) por ser juez y parte de esta estrategia comercial, siendo ella parte importante de una galería y al mismo tiempo artífice de la organización donde por supuesto, afirma Valenzuela, se favorecieron varios de sus artistas. Todo esto enmarcado como no, dentro de la agenda  y estrategia diplomática (aquí Valenzuela coincide con Jiménez) del actual presidente Juan Manuel Santos que se subió en este tren de la cultura para insistir que el proceso de paz en Colombia es un proyecto de un país en desarrollo cultural y comercial por  supuesto. Es decir que esta es la nueva realidad del arte y la política donde aparece el recalcitrante arte cortesano a la antigua usanza de la época de los reyes. Caramba pero que acabo de decir, esto si que no me lo perdonarán nunca. La ausencia de artistas comprometidos políticamente con la realidad nacional como José Alejandro Restrepo ha levantado también serias dudas sobre la objetivad de la agenda ARCOLOMBIA. Sin duda como lo dice Valenzuela, al Presidente de la República de Colombia ni a los Reyes de España les hubiese gustado que se hable de los paramilitares, de la violencia en Colombia etc, etc es decir que se "hable mal" del país. Obras como las de Nadia Granados o la de Fernando Pertuz tampoco hubiesen entrado dentro de esta agenda comercial y  diplomática, pues sus obras señalan una y otra vez las tensiones sociales que existen en el país.

Si embargo, ARCO tuvo muchas bondades sin duda: reconocimiento a la labor cultural de personajes como Celia Birbragher directora de ArtNexus quien fue galardonada con el Premio A de las artes, luego de una labor de más de 36 años. También a una coleccionista privada,  la colombiana Katherine Barón que si bien su nombre no ha sido muy reconocido a nivel nacional, su colección es muy arriesgada al coleccionar artistas mujeres en su mayoría y performance por ejemplo. Otro de los aspectos a destacar es la presencia de grandes artistas entre ellos María José Arjona, Oscar Murillo, Oscar Muñoz, Miguel Ángel Rojas entre otros. De los grandes colados el artista Iván Argote, que sin ser invitado se destacó con su obra Messagers. Hubo otros colados menos afortunados que no nombraré pero que además de recibir mucha vitrina en Colombia, su obra pasó desapercibida en el medio madrileño. Y lo positivo también de este evento fue hacer visible parte de la colección privada del colombiano José Darío Gutiérrez que confió su colección al curador Santiago Rueda quien elaboró una excelente exposición en el Instituto Cervantes titulada “Autorretrato disfrazado de artista: arte conceptual y fotografía en Colombia”. La exposición Acorazado Patacón, exposición curada por Juan Sebastián Cárdenas y Daniel Silvo para La Tabacalera, mostró obras de artistas emergentes como Paulo Licona, Felipe Arturo, Elkin Calderón, Natalia Castañeda entre otros, y esto fue más bien positivo.

Otro elemento positivo de ARCO fue el hacer visible ferias alternativas como JustMad6 donde Colombia también tuvo presencia en Off Axis Colombia comisariada por el colombo-británico Ramiro Camelo. Donde se pudo apreciar a artistas como Maquiamelo, Karen Aune, Andrés Moreno Hoffman, Ana María Gómez, Aira Henao y Guillermo Londoño entre otros. La presencia de artistas colombianos en esta feria fue significativa en número más de cuarenta artistas. Mucho más que en ARCO y de anotar que este proyecto no contó con un solo apoyo económico de la delegación Colombia en Madrid. Ni siquiera el Embajador de Colombia en España Fernando Carrillo Flores se dignó a pasar y tampoco los dejó entrar en la fiesta programada para la delegación colombiana en ARCO olvidando que una Embajada es un territorio nacional que cualquier ciudadano oriundo de ese país puede pisar.

Ahora bien algo que me interesa discutir en este vistazo crítico y que de una u otra manera ya se ha venido discutiendo fuertemente en las redes sociales particularmente en Crítica Pública, un espacio que coordino en Facebook, es el poder pensar el asunto de la legitimidad del arte contemporáneo en el país, legitimado por el mercado; cosa bastante complicada. Si bien el arte no riñe con lo comercial, sería absurdo pensarlo de esta manera, parecería que el arte contemporáneo cada vez más está bajo la misma óptica. El pasado Salón (Inter) Nacional de Artistas desarrollado en Medellín ya levantaba esta suspicacia. Si bien este salón lo  dije en su momento y aún lo sostengo, fue excelente, preocupa la presencia descarada de las galerías de arte y sus artistas, como si el salón se hubiese convertido en una extensión de los ferias de arte. Y es aquí donde dejo sentada mi posición. Que una feria comercial como ArtBo, ARCO u otra sea comercial eso es legítimo y sería absurdo cuestionar esto. Pero que los eventos artísticos (Salón nacional incluido) hayan ingresado todos bajo la óptica del mercado, esto si es altamente problemático. Por que esto determina que los artistas que no hayan vendido su alma la diablo, o dicho de otra manera no estén “representados” por un galerista y no tendrán visibilidad dentro del mundo del arte.

Es aquí donde creo yo, que nuestros gestores culturales, los que están al frente de nuestras instituciones deberían tener mucha precaución. Claro estamos inmersos en un mundo capitalista donde sin dinero no se puede hacer nada relevante, al parecer. Sin embargo, el mercado tiende a anestesiar las practicas críticas tal como se  vio en ARCO. Por ejemplo, un Antonio Caro con su propuesta “TODO esta muy CARO en Madrid”, completamente anestesiado en esta anestésica (Buck-Morss) en la que estamos inmersos y exhibido en el exclusivo mercado San Anton, donde hay excelentes restaurantes y donde los que va a comer allí no les importa que todo esté muy caro. De hecho el maestro Caro no dialogó y ni se enteró del movimiento estudiantil que protestaba contra la privatización de la educación ,“2+3: No! Es Caro Y Clasista” al mismo tiempo en que se exponía su obra. Esto demuestra el anesteciamiento del “arte crítico” que pretende hablar de una situación social. Más sentido hubiese tenido la obra de José Alejandro Restrepo que habla del conflicto en Colombia pero como todos sabemos no fue convocado por la sencilla razón “que hablar mal del país” en un vitrina comercial es considerado por el glamur del arte de muy mal gusto.

Los artistas en Colombia están seducidos con el oculto encanto del mercado del arte y esto puede ser complejo sobre todo cuando este encanto puede ser un canto de sirena. Amanecerá y veremos pero esperamos y confiamos que el arte que se desarrolle en el país no claudique enteramente a las leyes del mercado. Sobre todo el políticamente comprometido. Los demás,  que vendan hasta el alma, están en su legítimo derecho.

Ricardo Arcos-Palma

Bogotá, marzo 6 del 2015.

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Magnífica reflexión maestro Ricardo